Cartagena es una ciudad, tal y como hemos podido ir descubriendo, llena de cultura, de historia... y de espíritu. No es muy común que de una ciudad surjan cuatro hermanos santos, u otras tantas personas que han sido verdaderos testigos de la fe. En una anterior entrada, conocimos al beato José Giménez López. Contemporáneo a este, en esta entrada vamos a conocer a otro cartagenero que no tuvo miedo de dar su vida por Jesucristo: José Pavón Bueno.
El 19 de junio de 1909 nace, en el barrio de Isaac Peral, el niño José, hijo de Buenaventura Pavón y de Isidora Bueno. Al poco tiempo, recibió el bautismo en la parroquia del Inmaculado Corazón de María. La muerte prematura de su padre marcó su infancia, que se desarrolló en la casa de su tío, próxima a la catedral de la Ciudad Portuaria. Allí tomó por primera vez el Cuerpo de Cristo, de manos de los misioneros claretianos.
Era un hombre bueno, jovial y con un destacado acento cartagenero. Su carisma religioso también se forja con los Maristas, de los que recibió la formación escolar. Quienes le conocían ya presentían que era un hombre de espíritu. Este hecho se constató cuando, a los 17 años, entró en la Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María (Padres Claretianos).
Ingresó en el colegio de Cervera y continuó en Vic, Solsona, y de nuevo en Cervera. Fue ordenado sacerdote en Valencia el 24 de febrero de 1936. Lo destinaron a Játiva y posteriormente a Calatayud, aunque no le hubiese disgustado ir a China.
El 19 de junio de 1909 nace, en el barrio de Isaac Peral, el niño José, hijo de Buenaventura Pavón y de Isidora Bueno. Al poco tiempo, recibió el bautismo en la parroquia del Inmaculado Corazón de María. La muerte prematura de su padre marcó su infancia, que se desarrolló en la casa de su tío, próxima a la catedral de la Ciudad Portuaria. Allí tomó por primera vez el Cuerpo de Cristo, de manos de los misioneros claretianos.
Era un hombre bueno, jovial y con un destacado acento cartagenero. Su carisma religioso también se forja con los Maristas, de los que recibió la formación escolar. Quienes le conocían ya presentían que era un hombre de espíritu. Este hecho se constató cuando, a los 17 años, entró en la Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María (Padres Claretianos).
Ingresó en el colegio de Cervera y continuó en Vic, Solsona, y de nuevo en Cervera. Fue ordenado sacerdote en Valencia el 24 de febrero de 1936. Lo destinaron a Játiva y posteriormente a Calatayud, aunque no le hubiese disgustado ir a China.
Antes del comienzo de la Guerra Civil, José pide su traslado a Barbastro para poder impartir un curso. En el contexto del golpe de Estado de Franco de 1936, surge un clima de aversión frente a lo religioso. José fue recluido junto a sus compañeros misioneros el 20 de julio. Sufrieron toda clase de vejaciones y menosprecios. En este ambiente, José animó a sus hermanos de prisión con chistes e historietas, que disminuían el dramatismo de aquel trance en las horas de recreo. Tras el rechazo de abandonar los hábitos, les comunicaron que serían fusilados. Este hecho no cambió su mirada sobrenatural y se preparó para morir, sabiendo que su vida era entregada por la causa de Dios.
Los misioneros fueron trasladados, amarrados por grupos, hasta el campo de fusilamiento en varios días. En el primer día salieron los de más edad, entre los que se encontraba José que tenía 27 años. Durante el trayecto nunca perdió la sonrisa y fue animando a sus compañeros, teniendo la certeza de que ese día, el 12 de agosto, iban a estar en el paraíso.
En 1947 se inicia un proceso informativo sobre los mártires, que se presentó en Roma y que dio lugar a la apertura de la causa en 1952. El 7 de marzo de 1992 fue declarado venerable por el Papa Juan Pablo II, y el 25 de octubre de ese mismo año es declarado beato. Se le recuerda litúrgicamente el 13 de agosto.
En Cartagena había una reliquia del padre Pavón en la Parroquia de San Antonio Mª Claret, hasta que los Padres Claretianos estuvieron aquí. Actualmente se está trabajando para que la reliquia vuelva a la ciudad en la que vio nacer a este hombre de Dios. La película "Un Dios Prohibido" recoge muy bien los hechos que acontecieron en Barbastro.